Endurance: el mítico barco hundido en la Antártida fue hallado casi intacto


Estaba al mando del aventurero Ernest Shackleton y fue hallado, luego de más de 100 años de desaparecido, a una profundidad de 3.008 metros en el mar de Wedell.

Los restos del barco Endurance, del explorador angloirlandés Ernest Shackleton, fueron hallados el pasado fin de semana en la Antártida, tras más de un siglo de su mítico naufragio. La embarcación fue encontrada las heladas aguas del mar de Weddell, a una profundidad de 3008 metros y a unos seis kilómetros del lugar en el que se hundió.

Todo comenzó con la Expedición Transantártica Imperial de Shackleton, cuando el mismo se dispuso a hacer el primer cruce terrestre de la Antártida, pero tuvo que abandonar la búsqueda cuando el barco de la expedición, el Endurance, quedó atrapado y luego agujereado por el hielo marino.

A partir de entonces, todo fue cuestión de supervivencia. Shackleton, de alguna manera, logró poner a sus hombres a salvo; en su escape, el explorador angloirlandés tomó un pequeño bote salvavidas a través de mares feroces para buscar ayuda. Desde entonces, la embarcación fue un misterio.

”La expedición Endurance22 ha logrado su objetivo. Hemos hecho historia polar con el descubrimiento del Endurance y completado con éxito la búsqueda del naufragio más desafiante del mundo”, señaló en el comunicado John Shears, líder de la expedición.

Momento en que la expedición Endurance22 descubría la embarcación.

«Sin exagerar, este es el mejor pecio de madera que he visto jamás, por lejos. Está erguido, bien orgulloso en el lecho del mar, intacto y en un estado de preservación brillante”, destacó, por su parte, Mensun Bound, arqueólogo marino, quien forma parte de la expedición responsable del descubrimiento y ahora ha cumplido una ambición soñada en su carrera de casi 50 años.

”Estamos superados por nuestra buena suerte de haber localizado y tomado imágenes del Endurance», continuó.

El video de los restos del barco muestra que el Endurance está en excelentes condiciones.

A pesar de que ha estado hundido a más de 3000 metros de profundidad durante más de un siglo, se ve prácticamente igual que el día en que se hundió en noviembre de 1915. Sus maderas, aunque quebradas, todavía están muy unidas, y el nombre, Endurance, es claramente visible en la popa.

El barco utilizado durante la expedición Endurance22 (EFE).

Curiosamente, los restos del naufragio han sido colonizados por una gran cantidad de organismos, pero no del tipo que los consumiría.

“Parecería que hay poco deterioro de la madera, lo que infiere que los animales masticadores de madera que se encuentran en otras áreas de nuestro océano no están, tal vez sorprendentemente, en la región antártica libre de bosques”, comentó la bióloga polar de aguas profundas Michelle Taylor, de Universidad de Essex (Reino Unido).

“El Endurance, que parece un barco fantasma, está salpicado de una impresionante diversidad de vida marina de aguas profundas: ascidias, anémonas, esponjas de diversas formas, estrellas de mar y crinoideos (relacionados con erizos y estrellas de mar), todos se alimentan en las frescas aguas profundas del mar de Weddell”.

El proyecto para encontrar el barco perdido fue realizado por el Fideicomiso del Patrimonio Marítimo de las Malvinas/Falklands (FMHT, por sus siglas en inglés), utilizando un rompehielos sudafricano, Agulhas II, equipado con sumergibles operados a distancia.

El líder de la misión, el veterano geógrafo polar John Shears, describió el momento en que las cámaras se posaron sobre el nombre del barco como “asombroso”.

“El descubrimiento de los restos del naufragio es un logro increíble”, agregó. “Hemos completado con éxito la búsqueda del naufragio más difícil del mundo, luchando contra el hielo marino en constante cambio, ventiscas y temperaturas que descienden a -18 ° C. Logramos lo que mucha gente dijo que era imposible”.

El naufragio en sí es un monumento designado bajo el Tratado Antártico internacional y no debe ser trastocado de ninguna manera. Por lo tanto, no se han traído artefactos físicos a la superficie.

El barco se ve muy similar a cuando fue fotografiado por última vez por el camarógrafo de Shackleton, Frank Hurley, en 1915.

Los mástiles están en la parte de abajo, el aparejo está enredado, pero el casco es bastante coherente. Algunos daños son evidentes en la proa, presumiblemente donde el barco que descendía golpeó el fondo del mar. Los anclajes están presentes. Los submarinos incluso vieron algunas botas y vajilla.

“Incluso se puede ver el nombre del barco – E N D U R A N C E – [resistencia, en español] arqueado en la popa. Y debajo, bien audaz, está Polaris, la estrella de cinco puntas, a la que el barco debe su nombre original”, dijo Mensun Bound.

“Hay que ser de piedra para no sentirse conmovido al ver esa estrella y el nombre sobre ella”, señaló.

“Puedes ver un ojo de buey, que es el camarote de Shackleton. Y en ese momento, sientes en la nuca el aliento de aquel gran hombre”.

 

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