Las autoridades dieron ayer jueves 90 minutos para abandonar sus hogares a los residentes de las cercanías del río Tangipahoa –entre 50.000 y 60.000 personas-, al este de Baton Rouge, capital de Luisiana, ante el temor de que se rompa uno de los diques de sujeción de un lago cercano. “Debido a las inundaciones provocadas por Isaac, el dique del lago Tangipahoa está en peligro extremo” de ser desbordado, han asegurado las autoridades, que urgen a los habitantes de las cercanías a dirigirse a Hammond, la localidad más próxima y segura. La última vez que ese dique se romìó fue en la década de los ochenta y se llevó por delante un puente que comunicaba dos ciudades.
Isaac sólo ha coincidido con Katrina en la fecha en la que ha golpeado Nueva Orleans, y aunque sus daños están muy lejos de los que causó aquel huracán de categoría 3 hace siete años, ha dejado a la mitad del Estado de Luisiana sin corriente eléctrica. Ya convertido en tormenta tropical, Isaac se debilita mientras prosigue su avance hacia el norte aunque en los próximos días sus copiosas lluvias seguirán anegando amplias zonas, según confirma el Servicio Nacional de Meteorología.
Hasta el momento, los mayores daños provocados por Isaac se han registrado a las afueras de la ciudad de Nueva Orleans. Una barrera ha sido desbordada por el agua en el distrito de Plaquemines, al sur de Nueva Orleans, donde unas 3.000 personas han tenido que ser evacuadas. El muro no forma parte de la ingente obra de ingeniería llevada a cabo por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE UU para defender Nueva Orleans, la misma institución que había construido el sistema de contención de agua que falló estrepitosamente en 2005 con el Katrina, dejando más de 1.800 muertos y cerca de 3.000 desaparecidos. Otros 3.000 residentes han tenido que abandonar sus casas por culpa de las inundaciones enla Parroquiade San Juan Bautista, al norte de Nueva Orleans.