«Siempre estoy trabajando en ellas», fue la lacónica respuesta que le dio Bob Dylan al periodista de la Rolling Stone cuando éste le preguntó en qué habían quedado los volúmenes dos y tres de sus memorias, prometidos hace ya dos años por la editorial Simon & Schuster (que publicó el primer volumen, Crónicas, en 2004). En la entrevista exclusiva que la edición norteamericana de la revista publicó en la portada de su último número, el músico de 71 años reveló también que tenía casi terminados los capítulos referidos a las grabaciones de los discos The Freewheelin’ Bob Dylan (1963) y Another Side of Bob Dylan (1964).
«Toda la primera parte de Crónicas supuestamente iba a estar basada en algún disco viejo, quizás Another Side of Bob Dylan, en algún momento de 1960. Iba a utilizar eso para luego ir hacia el futuro. Bueno, lo que pasó fue que me quedé allí. Cuando empecé a escribir sobre los primeros años en Nueva York, lo encontré extremadamente interesante», explicó.
En la última década, las memorias han sido un beneficioso negocio para los músicos de rock, quienes hasta no hace mucho preferían no ventilar de primera mano su pasado. Pero los tiempos cambian y Vida, las memorias por las que Keith Richards recibió un adelanto de 7 millones de dólares, vendió más copias que la sumatoria de todos sus discos solistas.
En un mes, otras dos grandes figuras del rock llegarán a las librerías con sus autobiografías: Neil Young (Waging Heavy Peace) y Pete Townshend (Who I Am), mientras artistas como Yoko Ono, Jerry Lee Lewis y Robbie Robertson, entre otros, se encuentran escribiendo las suyas para una futura publicación.